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No somos los héroes de nuestra propia historia

Un análisis comparativo entre Infernal Affairs (2002) y Los infiltrados (2006)


Infernal Affairs (Mou gaan dou, Hong Kong, 100’, 2002). Dirección: Andrew Lau, Alan Mak. Guion: Felix Chong, Alan Mak. Fotografía: Andrew Lau. Intérpretes: Tony Leung Chiu-Wai, Andy Lau, Eric Tsang, Kelly Chen, Sammi Cheng.


Los Infiltrados (The Departed, Estados Unidos, 149', 2006) Dirección: Martin Scorsese. Guion: William Monahan. Fotografía: Michael Ballhaus. Intérpretes: Leonardo DiCaprio, Matt Damon, Jack Nicholson, Mark Wahlberg, Vera Farmiga, Alec Baldwin, Martin Sheen.


Por Nicolás Di Cataldo


Introducción


En el vasto panorama del cine actual, plagado de relatos inocentes, pocas historias encuentran la capacidad de trascender culturas y contextos de manera sobria y ciertamente entretenida como sucedió con la película hongkonesa Infernal Affairs (2002) y su famosa remake estadounidense, ganadora del Oscar, Los infiltrados (2006) Dirigidas respectivamente por Andrew Lau y Alan Mak la original y por Martin Scorsese el remake, ambas películas exploran la temática del espionaje entre la policía y el crimen organizado. Sin embargo, cada director, con su visión y estilo únicos, ofrece una interpretación que refleja no solo las dinámicas de sus respectivas sociedades, sino también un entendimiento único del cine como medio narrativo.


Este análisis se adentra en las diferencias y similitudes en la narrativa, la dirección y la construcción de personajes de ambas obras, iluminando las singularidades de cada una y aspectos que quedaron a medio camino.



Fotograma de Infernal Affairs



Narrativa y estructura


Ambas películas siguen una premisa central: un agente encubierto infiltrado en el crimen y un criminal infiltrado en la policía. Sin embargo, la forma en que cada una aborda esta narrativa difiere de forma notable. Infernal Affairs presenta un enfoque más directo y compacto, contando todo en una duración de100 minutos. La narración ágil y su ritmo trepidante mantiene al espectador en tensión constante, desde el principio hasta el final. La película utiliza una estructura paralela alternando las vidas de sus protagonistas, lo que crea un sentido de inminente confrontación que funciona a la perfección, tanto como una historia que cree en lo que cuenta como en su construcción de relato entretenido y atrapante.


Del otro lado se encuentra Los infiltrados que, con su extensa duración de 150 minutos, permite una exploración más profunda de los personajes y su contexto. Scorsese aprovecha este tiempo adicional para construir un mundo más complejo, donde las motivaciones y las emociones de los personajes son más palpables. La narrativa se expande, y el director utiliza técnicas como el flashback y la voz en off para profundizar en la psique de sus personajes. Esta diferencia en la estructura narrativa no solo refleja el estilo de ambos directores, sino también las expectativas del público al que se dirigen: el de Hong Kong, que prefiere un relato más dinámico y directo, y el estadounidense, que busca una inmersión más profunda en el drama humano donde sus actores favoritos se luzcan entre la inestable cordura y locura que llevan encima.


Fotograma de Los Infiltrados



Dirección y estilo visual


Andrew Lau y Alan Mak logran crear una atmósfera tensa y claustrofóbica en Infernal Affairs a través de una puesta en escena que se apoya en encuadres cerrados y una paleta de colores fríos. Este estilo visual, junto con el uso de la música, contribuye a una sensación de fatalidad que sobrevuela durante toda la película. La dirección es efectiva en su simplicidad, permitiendo que la historia y las emociones de los personajes brillen sin distracciones.


Por otro lado, Martin Scorsese, conocido por su estilo visceral y su habilidad para retratar la violencia, imprime a Los infiltrados un sello distintivo que lo diferencia. La película se desarrolla en un ambiente urbano, lleno de neón y sombras, y su cinematografía se enriquece con movimientos de cámara más dinámicos y complejos. Scorsese utiliza la música no solo como un acompañamiento, sino como un componente narrativo que subraya las emociones de los personajes. La icónica secuencia de la canción Gimme Shelter de The Rolling Stones durante una de las escenas de confrontación ilustra a la perfección cómo el director logra la mixtura de la música con la acción para intensificar la experiencia del espectador (y lo logra)


Fotograma de Infernal Affairs



Construcción de personajes


En Infernal Affairs, la caracterización de los personajes es más funcional y directa. Tony Leung y Andy Lau interpretan a sus respectivos roles de manera magistral, pero sus arcos de desarrollo son más lineales y están centrados en la acción antes que en la introspección. La relación entre los protagonistas se basa en un juego de espejos, donde cada uno refleja las decisiones y dilemas del otro, pero sin profundizar demasiado en sus emociones internas.


Scorsese, en cambio, se toma su tiempo para desarrollar a sus personajes en Los infiltrados. Leonardo DiCaprio y Matt Damon aportan una complejidad emocional a sus papeles, mostrando no solo la lucha externa, sino también la batalla interna que enfrentan. La película ahonda en sus traumas, inseguridades y la carga moral que llevan, lo que permite al espectador empatizar con sus decisiones. Este enfoque marcado en la construcción de personajes es característico del cine de Scorsese y resuena con un público estadounidense que busca en su filmografía este tipo de desarrollo donde sus actores fetiches pueden deslumbrar en la pantalla.


Fotograma de Los Infiltrados



Temas y reflexiones sociales


Ambas películas abordan temas universales como la traición, la identidad y el dilema moral, pero cada una los contextualiza en su respectiva cultura. Infernal Affairs se sitúa en un Hong Kong que atraviesa la transición a la soberanía china, reflejando las tensiones políticas y sociales de la época. La película sugiere una crítica a la corrupción y la dualidad de las identidades en un mundo en cambio constante.


Los infiltrados, por su parte, explora el crimen organizado en un contexto estadounidense contemporáneo. Scorsese aborda la desconfianza en las instituciones y la corrupción dentro de la policía, lo que se traduce en una crítica más amplia a la sociedad norteamericana. La violencia, tanto física como psicológica, se convierte en un reflejo de la lucha interna que enfrentan los personajes, planteando preguntas sobre la moralidad y la justicia.


Fotograma de Infernal Affairs



Conclusiones


Tanto Infernal Affairs como Los infiltrados son grandes películas que, a través de sus respectivas visiones, nos demuestran las complejidades de la traición y la identidad. Mientras Lau y Mak ofrecen una narración compacta y directa, Scorsese se sumerge de lleno hacia un análisis profundo y emocional, creando un ambiente que permite a los personajes conectar con el espectador en un nivel más íntimo y, en cierto punto, desde el exceso del poder. A pesar de las diferencias culturales y estilísticas, ambas películas logran capturar la esencia de una historia atemporal donde en el fondo, la lucha entre el bien y el mal, la lealtad y la traición, no son más que comportamientos humanos donde la perspectiva influye entre quien es el destructor y quién es la víctima.


Estamos llenos de sangre, aunque no lo queramos. A veces, esta sale por medio de heridas y otras tantas se mantiene allí dentro, dando vueltas una y otra vez, ante los hechos que hemos cometido. Todo pasa, pero nada se olvida. Y es gracias a este tipo de películas que vemos cómo en última instancia las decisiones que deciden sus personajes los perseguirán por el resto de sus vidas… O hasta la muerte. Porque la mayor revelación es despertarnos, mirarnos al espejo y que nuestros ojos nos digan una sola cosa: no somos los héroes de nuestra propia historia.




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